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Rev. Iván Manuel Avilés Calderón
Pastor General
Vida Nueva Iglesia, A/D, Inc.
Cuando Dios es el centro de nuestras vidas y nuestras vidas están arraigadas en Él, no hay situación en nuestras vidas que no podamos afrontar y salir airosos. No por nuestras habilidades, sino por la presencia suya en nuestras vidas. Cuando tomamos la decisión de serle fiel a Dios no importando las circunstancias y decidimos darle prioridad a nuestra relación con Él, estamos en la posición correcta de recibir un milagro.
El apóstol Pablo nos dijo en su carta a los Romanos capítulo 8, versos 35-37: ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? 36 Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. 37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Esas palabras denotan un amor profundo y una fe madura e inquebrantable en Dios. Pablo nos enseña que la verdadera felicidad de un creyente, no depende de las circunstancias sino de la presencia de Dios en su vida. Pablo había experimentado, tribulación, angustia, persecución, hambre, traición y muchos peligros y aun así proclamaba que él era más que vencedor por medio de Dios que lo amó, lo redimió y le dio la promesa de una vida eterna en Él.
Y yo te pregunto amado lector, ¿cómo está tu estado de ánimo y tu fe en los momentos de adversidad? ¿Es una fe débil y fluctuante o una fe firme e inquebrantable? Te invito a que más que creer en Dios, le creas a Él y a sus promesas. Te aseguro, que harán realidad en tu vida, las palabras del profeta Isaías en el capítulo 40, verso 31: «pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.»