Julia M. Nazario Fuentes
Alcaldesa de Loíza
Hace unos días, contestando la pregunta de un periodista dije lo siguiente: “el machismo existe en todos los partidos, no es exclusivo del PPD o el PNP. Está en toda la sociedad”. Esto se genera en el contexto del tema de la presidencia del Partido Popular Democrático ante la salida de Charlie Delgado Altieri de la presidencia.
Lo sorprendente no deben ser mis manifestaciones, sino las diversas reacciones, entre ellas que “en mi partido no existe el machismo” – que escuché de líderes de los partidos. Se discute como país, definir una política de ‘equidad’ que sea aceptada y se pueda ejecutar, sobre todo en la educación temprana de nuestros niños y niñas. Lo que debe de sorprender, no son mis expresiones, sino la trascendencia del tema, por la cantidad de víctimas de violencia. Nos neguemos a aceptar una realidad que se vive todos los días en toda nuestra sociedad. Negar esta realidad es cerrar los ojos ante esta situación y dilatar buscar consensos para una educación sobre este tema.
El significado del término ‘machismo’ en varios diccionarios es que es una ideología que considera a la mujer un ser inferior en uno o varios aspectos con respecto al hombre. El machismo se basa en un conjunto de creencias, prácticas sociales, conductas y actitudes que promueven ‘el poder del hombre’. En los pasados días he recibido tantos mensajes de varones a los cuales califico como machistas, haciendo el esfuerzo para demostrar que no lo son, pero le dicen a una mujer “te volviste loca”, porque hiciste un comentario sobre el machismo.
El machismo destaca una serie de características que debe poseer el varón (firmeza, fuerza, no expresar sentimientos ni vulnerabilidad) y discrimina en un varón toda actitud que es tildada por el machismo como femenina. Recuerdo una de mis primeras experiencias de este tipo como primera ejecutiva de Loíza, cuando un alcalde que posee todas esas características del machista tradicional, y por cierto no de mi partido, me dijo “alcaldesa debe de ser menos vocal”. Lo que implica que él podía ser firme en sus planteamientos y hacerse sentir, pero yo por ser mujer no.
En una conversación sobre el tema con otro compañero alcalde, me dijo “el es una dama”, le dije no él no es un caballero, entonces lo escuché decir “es cierto Julia, tenemos tanto que adelantar en ese tema”. Ciertamente en todas las instituciones y organizaciones de nuestro país existen posiciones machistas y eso no excluye a los partidos políticos.
Precisamente por eso nuestra amada Velda González legisló, por eso se siguen elaborando leyes para que “algún día en nuestra sociedad permee la equidad”. Despachar el tema como “en mi partido no existe el machismo” – que escuché a líderes de ambos partidos – es un reflejo de que aún nos falta mucho por hacer. Las mujeres, mayormente responsables de “criar y educar” (no se ofendan los que son parte de estos roles – que cada vez son más), en gran parte hemos enseñado a los hijos varones que son “diferentes y el sexo fuerte”. Desde pequeños se inculca en los hombres esa necesidad de demostrar que son hombres», dijo Marina Castañeda, autora de «El machismo ilustrado».
Tanto en mi tesis de maestría, como en la disertación doctoral trabajé el tema de la equidad en los procesos de consejería. En ambas hago la salvedad que tanto hombres como mujeres debemos tener las mismas oportunidades y merecemos el mismo respeto. Cito a Kofi Annan, ex secretario general de la ONU y Premio Nobel de la Paz, quien dijo “La igualdad de las mujeres debe ser un componente central en cualquier intento para resolver los problemas sociales, económicos y políticos”.
Mientras unos siguen tomando el tema ‘livianamente’ igual recibí llamadas de hombres felicitándome por atreverme a decir en voz alta lo que muchos dicen en voz baja, incluso uno de nuestros líderes. Agradezco al presidente de la Asociación de Alcaldes, Luis Javier Hernández, quien me ha solicitado un espacio para en esta semana reunirnos y hablar del tema abiertamente. Hablar del tema es el primer paso para entendernos y seguir hablando. Lo simple es “no vamos a atender ese tema, porque aquí no hay machismo”. Nos corresponde a hombres y a mujeres hablar sobre el machismo, sus implicaciones y cómo educar efectivamente para finalmente vivir en una sociedad con equidad.