El cáncer de seno es una de las principales causas de muerte en mujeres en todo el mundo. Según datos de la Sociedad Americana Contra el Cáncer, en Puerto Rico, “el cáncer de seno es la primera causa de muerte por cáncer en mujeres y es el tipo de cáncer más diagnosticado, representando el 30.2 por ciento”.
El cáncer de seno es una enfermedad en la que las células del tejido mamario crecen de manera descontrolada, formando tumores malignos. Puede originarse en diferentes partes del seno, como los conductos que transportan leche (carcinoma ductal) o las glándulas productoras de leche (carcinoma lobulillar). Es el tipo de cáncer más común en las mujeres, aunque también puede afectar a los hombres.
Existen diferentes tipos de cáncer de seno, y su desarrollo depende de varios factores, como la genética, la edad, los antecedentes familiares y el estilo de vida. Si bien puede ser agresivo, cuando se detecta a tiempo, el pronóstico suele ser favorable.
La detección temprana es clave para aumentar las posibilidades de éxito en el tratamiento, y el autoexamen de seno es una herramienta poderosa para identificar cualquier anomalía antes de que se convierta en un problema grave.
El autoexamen de seno es un método sencillo que permite a las mujeres conocer su propio cuerpo, familiarizarse con la textura y apariencia de los senos y detectar cambios en el tejido mamario. Aunque no reemplaza las mamografías o las revisiones médicas, es una manera crucial de monitorear la salud de los senos entre las consultas anuales con el médico.
Al realizar el autoexamen, las mujeres pueden identificar signos tempranos de advertencia, como:
- Bultos o nódulos en el seno o la axila.
- Cambios en la textura o apariencia de la piel (piel de naranja).
- Retracción o hundimiento del pezón.
- Secreción inusual del pezón.
- Cambios en el tamaño o forma del seno.
- Realizarse un autoexamen de seno es fácil y no toma mucho tiempo. La mejor manera de hacerlo es seguir los siguientes pasos al menos una vez al mes, preferiblemente unos días después de que termine el ciclo menstrual, cuando los senos no están tan sensibles o inflamados. Si ya no tienes períodos menstruales, elige un día fijo cada mes.
Pasos para realizar un autoexamen de seno
1 – Frente al espejo:
Colócate frente a un espejo con los hombros rectos y los brazos a los costados. Observa tus senos y verifica que no haya cambios inusuales en el tamaño, la forma o la simetría.
Levanta los brazos sobre la cabeza y repite la observación. Presta atención a cualquier cambio en la piel, retracción del pezón o secreción.
Coloca las manos sobre las caderas, presiona firmemente para flexionar los músculos del pecho y observa si hay abultamientos o cambios en la textura.
2 – Tumbada:
Acuéstate boca arriba y coloca una almohada debajo de tu hombro derecho. Coloca tu mano derecha detrás de la cabeza.
Con la mano izquierda, usa las yemas de los dedos para palpar el seno derecho. Haz movimientos circulares pequeños y aplica diferentes niveles de presión para revisar toda la estructura del seno: desde la clavícula hasta la parte inferior de la mama y desde el esternón hasta la axila.
Repite el proceso en el seno izquierdo.
3 – Durante la ducha:
Durante la ducha, mientras la piel está húmeda, levanta un brazo y usa la mano opuesta para palpar los senos con movimientos circulares suaves. Esto puede facilitar la detección de bultos o zonas inusuales.
Si notas cualquier cambio o detectas un bulto en uno de tus senos, no entres en pánico. Muchas veces, los bultos pueden ser benignos, como quistes o fibroadenomas. Sin embargo, es esencial consultar a un médico para que realice una evaluación más detallada. El profesional de salud podrá ordenar pruebas adicionales como una ecografía mamaria, mamografía o biopsia para determinar si la anomalía es cancerosa.
Recuerda que el autoexamen no sustituye a las mamografías, por lo que es importante complementar esta práctica con chequeos médicos periódicos.