Edwin A. Maurás Nieves
Filipenses 2:5- 8 RVR1960
“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”.
Jesús, siendo mejor líder, se hizo vulnerable y la importancia que tiene esto, da grandes frutos en las relaciones interpersonales (relaciones con otras personas). Cuando tenemos un líder vulnerable y accesible, tendremos un líder que puede entendernos. La encarnación de Jesús (un gran misterio) nos enseña el poema de Pablo que siendo en forma de Dios no se aferró a esa idea, sino que se despojó y se vació para hacerse vulnerable. Como esto fue un acto voluntario, podemos decir que Jesús se hizo vulnerable. Si algo aprendemos de este poema interpretándolo sobre el liderazgo es la invitación que nos está haciendo el texto a ser como Jesús. “Haya, pues, en nosotros, el sentir de Cristo” (v.5)
Jesús dice el texto que se bajó, y que se despojó de su posición para servir, contrario a mucho liderato que solo quiere aplausos y pleitesía. Esto enseña que si queremos una iglesia saludable no debemos proyectarnos a nosotros, sino servir a los demás con nuestros dones y talentos. Jesús nos muestra la esencia de un verdadero líder, cuando se hace vulnerable.
Al leer los evangelios y las cartas, se pueden observar varios pasajes que muestran la vulnerabilidad de Jesús como líder:
• Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. Mateo 26:35.
• Jesús lloró. Juan 11:35
• Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Hebreos 4:15
Jesús muestra con su nacimiento y con su vida los beneficios que tiene cuando nos hacemos vulnerables, para que la gente entienda que no somos perfectos, fallamos desde el líder hasta el último del templo. Esto mata el orgullo porque no da paso a que nadie se crea más que otro.
El texto enfatiza “haya en nosotros el mismo sentir”, el liderazgo no debe ser visto para exaltar a una figura o para darse a conocer, por el contrario, en vez del líder darse a conocer, debe conocer a su gente para saber cómo servirles.
“Así hizo Jesús y el texto nos invita hacer lo mismo”
Si estás en una posición, recuerda que Jesús se bajó y se despojó de la suya para servir. Si estás en una, aprovecha con la invitación que hace el texto, así como lo hizo Jesús, hagámoslo nosotros.