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CAROLINA – Con gran pesar, el alcalde José Carlos Aponte anunció el fallecimiento de don Reinaldo Castellanos Fernández, quien por 33 años liderara la Legislatura Municipal de Carolina.
A raíz del anuncio, el Alcalde decretó tres días de duelo en la Ciudad y las banderas de las instalaciones gubernamentales estarán ondeando a media asta.
Un colaborador incansable y poco convencional, don Reinaldo presidió la Asamblea Municipal de Carolina desde 1985, cuando dio comienzo la gran transformación de la ciudad, convirtiéndose en Tierra de Gigantes.
Hace dos años, don Reinaldo, un cubano nacido en La Habana que residió por más de 50 años en Carolina, se retiró de sus funciones como Presidente del cuerpo legislativo municipal, a los 81 años de edad.
“Agradezco a don Reinaldo por su inmensa colaboración al pie del cañón, primero junto a mi padre y posteriormente, junto a este servidor, trabajando intensamente y mano a mano hasta lograr la transformación de nuestra amada Ciudad y los servicios que disfrutamos hoy”, sostuvo el alcalde Aponte.
Tras su retiro, Castellanos Fernández se trasladó a la ciudad de Miami, en el estado de Florida, junto a sus hijos y miembros de su familia inmediata, para disfrutar de un merecido retiro, cuando le vino el desenlace final, por causas naturales.
“Me uno al dolor de sus hijos y familiares más allegados y con profundo pesar, les extiendo mi más sincero pésame al que uno con mis oraciones al Todopoderoso por el descanso eterno de su alma”, agregó.
Al cumplirse su término en Carolina, don Reinaldo fue entrevistado para la Revista Viva Carolina, que recogió datos y recuerdos de una vida rica en vivencias. Al preguntársele cuál sería su mayor legado a los jóvenes, respondió:
“Yo entiendo que el mayor legado que dejaría a las futuras generaciones de hombres y mujeres que les interese adentrarse en el campo de la vida pública es haber servido por 33 años con honestidad probada. Con un sentido de justicia para con aquellos que de alguna forma dependieron de mí, ya sea como ciudadanos necesitados de servicios o como subalternos en la gestión administrativa. Con un alto grado de lealtad a nuestro Alcalde, que es nuestro líder, nuestra cabeza.
“Y sobre todo, haber impregnado a mi gestión el brillo que consiste en haber tratado a todos con el mismo amor y cariño, como la gran familia gigante que somos, sin distinción de colores, posición social o sentimiento partidista. Tratando a cada cual con la importancia que merece, haciéndole sentir que verdaderamente, los servidores públicos nos debemos y trabajamos para nuestro pueblo; que es ésa la razón de ser de cada uno de nosotros. Si logro eso, podré decir, como le dijera José Martí a su hijo: “Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud y en ti”. Entonces, habré sido un hombre exitoso: y podré afirmar que estos 33 años valieron la pena… ¡Estoy seguro que sí!”.